martes, 9 de julio de 2019

SESIÓN 17: HAZ CUENTOS La rabieta de Julieta - Cuento infantil de educación emocional de Edúkame







 El uso de cuentos es perfecto para estas edades. Elegiremos un cuento en el que se hable del enfado para ampliar el vocabulario de los niños en cuanto a dicho sentimiento y para asociar el rostro, el sentimiento y la situación en la que se puede producir. Cada tarde se puede elegir a alguno (o a todos si son pocos niños en clase) que os señale cómo se siente hoy (cartulina con cara feliz, triste, enfermo, asustado,…) Si el alumno está muy triste o enfadado por algún motivo, el profesor puede animar a los compañeros a que le den un abrazo para subir el ánimo del compañero que está pasando un mal momento. \

De este modo, conseguimos que el resto de los alumnos entiendan el estado de ánimo del niño afectado y empaticen con su sentimiento. Además les enseñamos a respetar a los demás y a ayudarles en los momentos difíciles, tal y como nos gustaría que lo hiciesen con nosotros. Si el alumno está contento podemos pedir a los compañeros que le den un aplauso, para mostrar que a toda la clase le gusta verle feliz. Es bueno que los peques aprendan a compartir y a disfrutar de la felicidad de sus compañeros, así evitaremos envidias futuras. Tienen que entender que todos los sentimientos son importantes, pero que cada uno se trata de manera distinta. Por eso, el abrazo irá destinado a la tristeza (para dar ánimo) y el aplauso a los momentos de alegría (hay que favorecer el carácter positivo y alegrarnos por los demás) De nuevo, el caso del enfado nos servirá como ejemplo. Una vez que el alumno ha identificado ese sentimiento con el rostro y la situación en la que se produce, podemos hacer un ejercicio de control para reducir la rabieta y la ira que provoca el enfado. En niños tan pequeños funciona muy bien el control de la respiración, con ello buscamos que el niño se calme para, posteriormente, hablar con él. Un buen método es tener a mano los clásicos juguetes para hacer pompas. Esto les divertirá, requerirá de su concentración y les ayudará a realizar respiraciones profundas (inspirar para tomar aire y expirar para que la pompa salga). Conseguiremos así: – Que ponga su atención en algo que le gusta. – Que se concentre en otra cosa que no sea su rabieta. Le alejamos del problema para calmarle y nos acercamos de nuevo mediante el diálogo. – Que se relaje mediante la respiración. Una vez calmado, podemos hablar con él, pues deben acostumbrarse a hablar con las personas que pueden ayudarles a resolver el problema.

 De este modo, fomentaremos el diálogo y evitaremos que guarden los sentimientos negativos en su interior. Aprenderán que los problemas se resuelven mejor en calma y hablando, que pataleando y gritando.

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